jueves, 15 de agosto de 2013

El Renacimiento


Desde principios del siglo XVI y hasta mediados del siglo XVI, un espíritu de aventura intelectual y de experimentación artística, transformó el arte occidental. La relación entre ciudades lejanas, el intercambio de noticias y mercaderías desconocidas, ampliaron el 

horizonte a artistas y eruditos que buscaban la verdad y la belleza. Estudiaron la cultura de la antigüedad clásica y desarrollaron nuevas técnicas artísticas.
La tradicional esfera de acción del arte, hasta entonces limitada a la representación de motivos sacros, se amplió con la evolución del interés general por otros aspectos. Lenta pero progresivamente los pintores comenzaron a liberarse de su condición de artesanos para expresar sus ideas como artistas libres.
El fundamento de esta nueva concepción que se estaba perfilando fue la gran cantidad de cambios en todos los ámbitos humanos que, en el último período del medieval, contribuyeron a la formación de una nueva ideología y visión del mundo.
Se inició en Italia y se extendió por toda Europa favorecido por el invento de la imprenta.
El verdadero sentido del término “Renacimiento” se encuentra únicamente en el terreno de la cultura : es un hecho de cultura, una concepción de la vida y de la realidad, que actúa en las artes, en las letras, en las ciencias, y en las costumbres, sin que a este florecimiento cultural le corresponda ningún momento feliz ni en política ni en economía. A la par que en todas las cortes italianas la pintura, la escultura y la arquitectura alcanzan su máximo esplendor, al mismo tiempo que la producción literaria se hace cada vez más refinada y se formulan ideales educadores de singular altura, la economía ciudadana sufre grandes sacudidas, el desarrollo industrial queda estancado, la libertad comunal desaparece y la iglesia, como es de costumbre, se corrompe cada vez más.